CON QUIETUD CONTEXTO

Por Rodolfo González

Tengo el tiempo suficiente para que la palabra fluya mientras la inspiración transcurre paralela.

Tengo una taza de café a medio tomar, aguardando la espera del trago y el disparo de cafeína.

Tengo un gato frente a mí, maestro de la destreza, símbolo del sigilo y de la impecabilidad.

Tengo un contorno de patio, con hojas de los árboles refulgiendo el flash de Dios, cristales de la divinidad.

Pero sobre todo tengo certezas y dudas, atisbos de incertidumbre, evocaciones  de incredulidad.

Un vapor fresco, la anunciación de la trascendencia, se va desprendiendo de la tierra y vaga, etéreo, por el aire.

Hoy por la madrugada ha caído una buena tormenta, lavando el espacio y el tiempo. Arrastrando consigo la pueril mentira de los informes de gobierno, el hipócrita grito oficial de independencia y la instructiva y vulgar resaca.

Clarea el día, nítida distancia se contempla. Despejados contrastes distinguen y resaltan los colores en los cerros, en el cielo y en el suelo.

Pareciera que uno pudiera a simple vista diferenciar lo bueno de lo malo.

En los campos, las Milpas que en jilote quedaron no pudieron ser testigas de la tormenta porque fueron víctimas de la seca.

No hay mejor esperanza que la lluvia, el agua, la humedad fecunda.

La asociación profunda con los ciclos naturales, la unidad inherente con el flujo cósmico. El religar, de religión, de estar conectado con, de la mano de, avanzando hacia…

Con quietud, concreción, contexto. Territorio, terruño, labor, querencia.

Aires sonoros, susurros del secreto celeste revelan, despejan las dudas acariciando la mirada, seduciendo la escucha.

Algo cambió en la atmósfera. El informe terrestre (de la pachamama) no está impreso en papel y nadie te lo recitará desde un púlpito indigno.

Mariposas masajean, transportan  el texto. Luz vivificante pule el mensaje. No son gritos de manifestación, sino murmullos, rumores apenas perceptibles entre el ruidajo antropocentrista, los que comunican y despiertan la memoria.

El ser abre sus alas, entregado al despegue, levita, e inicia un vuelo sin escalas al suave mundo de la armonía.

Cuantioso texto del contexto en la rebelión del vocablo.

Surcos abiertos a la simiente, energía vital contenida en el mínimo espacio.

Revoloteo de la mente en danza intrínseca, en vías al corazón.

En el altar de la esperanza emancipadora, exuberantes flores minerales, ostentan la fortaleza infranqueable de la vida fértil.