¡A LIBERARNOS! ¿O QUÉ?

Por Rodolfo González Figueroa

¿Se siente mal?
¿Trae coraje, resentimiento?
¿Un poco de odio, o temor, quizá envidia o miedos?

¿Tiene dificultades para aceptar las diferencias o para asumir que usted no es el centro del universo?
¿Su ego intenta manipular y controlar a l@s demás?
¿Le preocupan sus posesiones materiales? ¿Su dinero, su coche, su aparato telefónico ocupan buen porcentaje de sus pensamientos?
¿Gasta tiempo en su imagen? ¿En planchar su ropa, afeitarse, perfumarse, aclarar la piel, “oler bien” y “verse bien” al igual que su coche?

¿Procura sobresalir, ser reconocido, ser líder, pionero o jefe?

¿Le gustaría cambiar de pareja, de ciudad, de casa?
¿Le complace llenar el carrito de despensa en los supermercados? ¿Se relaja cuando va a consumir cine en Cinépolis? ¿Se siente bien gastando lo que gasta y entre más gasta más se satisface?

¿Le duelen las articulaciones? ¿Trae gastritis o asma o algún padecimiento físico incómodo?

¿Necesita de su dosis cotidiana de Coca-cola, de su aspirina, ranitidina, alcohol, tabaco, mota, cocaína, manfetaminas o algo parecido?

¿No está tranquil@ si no ordena, si no posee? ¿No puede desapegarse, vive aprehendido a emociones y personas?

¿La música ya no te relaja? ¿Necesitas de mayor volumen, de más ruido? ¿El silencio te asusta o te aburre?

¿Siente pánico del rayo, de la tormenta, del huracán, de la inundación o la sequía? ¿No sabe disfrutar del terremoto o de un día seco soleado donde la temperatura alcanza los 40 grados centígrados y el agua fresca de limón adquiere propiedades místicas?

¿La helada te enferma, la mojada te resfría, caminar descalzo te irrita o avergüenza?

¿Si se apaga la luz, si el sistema eléctrico colapsa siente que puede sobrevivir?

¿Si su coche no tiene combustible, es usted capaz se caminar o pedalear hasta el lugar donde trabaja o se abastece de comida?

Y la comida, ¿si de pronto llega quincena y no hay abastecimiento en el supermercado es usted capaz de sobrevivir con su familia más de una semana? ¿Podría comerse el cheque quincenal? ¿Y si su empresa quiebra y no llega tal cheque como usted viviría? ¿Empeñando? ¿Podría pegar mordiscos a su vehículo, a su casa moderna de dos pisos de mármol, ventanales y escaleras pulidas?

¿Sus prisas, su loca desesperación por acumular material de qué servirían?

Y bueno pues; ¿es usted feliz? ¿Feliz con su trabajo, con su vida, con sus tiempos y los modos en que impregna de su esencia los relieves del camino por donde transita en este mundo?

¿Y el amor? ¿Lo práctica? ¿Al prójimo y también a la prójima y sobre todo a la vida?

Pero sobre todo y ante todo; ¿se ama a usted mismo?
¿Es capaz de verse desnudo frente al espejo por más de una hora idolatrando la sacralidad y la deidad contenida dentro de esa carne, dentro de esa masa que cada día se llena de más porquería y plasma kármico?

¿Por qué no liberarse? ¿Por qué no sanar a fondo? Sanar la energía, los genes, las emociones.

Salir al viento y entregarse al transcurso telúrico de la tierra y liberarse, ¡liberarse!