El Zapotillo: el destino ya estaba aquí antes de Abengoa
León, Gto., a 27 de febrero de 2017
El tratamiento en los medios de comunicación del tema como el del agua es tan importante como las decisiones de política pública que se toman o se dejan de tomar en relación a ella. Reducir, como suele ocurrir en los medios locales, la narrativa del Proyecto Presa El Zapotillo a cuestiones técnico-administrativas no sólo no contribuye a construir una opinión pública informada y posicionada frente a una realidad políticamente relevante; genera, además, opacidad en un proceso que, como el agua, debería ser transparente.
Es importante precisar que el destino ya estaba aquí antes de Abengoa: por diseño consciente o por negligencia institucional, la ciudad de León es en sí misma una ciudad insustentable. Su “prosperidad” se basa en la demanda extrarregional de agua y energía y en la externalización de sus costes. Para crecer, León se ha desplegado más allá de su territorio amenazando profundamente la vida en la región y ocasionando graves conflictos socioambientales como el penoso incidente con los vecinos de Romita a principios de siglo o el que actualmente existe, a propósito del Zapotillo, con Temacapulín en los Altos de Jalisco.
El problema del agua estaba aquí antes de Abengoa. El agua era ya un tema que merecía atención bastante antes de Abengoa y, claramente, bastante antes de que El Zapotillo se impusiera como solución para el abastecimiento de agua de la ciudad. En todo caso, lo de Abegoa viene a engrosar la larga lista de desatinos, irresponsabilidades y complicidades que rodean la política del agua en León. Afirmar lo contrario sería desconocer una trayectoria de conflicto que el Proyecto Presa El Zapotillo arrastra prácticamente desde sus orígenes.
A pesar, sin embargo, de esa realidad constatable, a casi veinte años de la firma del ACUERDO DE COORDINACION PARA EL APROVECHAMIENTO INTEGRAL DE AGUAS DEL RIO VERDE se sigue afirmando que la presa ha sido construida en su totalidad, se habla del retraso en la construcción del acueducto, de la impugnación en el proceso de licitación internacional, del negocio de Abengoa y su quebranto, de los créditos otorgados y de los recursos a fondo perdido, del aumento de los costos en las obras, de los pocos cientos de metros construidos del acueducto y de los escasos dos kilómetros del circuito de distribución en León. ¿Y el agua?
Las diversas narrativas sobre el Zapotillo que uno puede leer en los medios (en este incluido) a veces apuntan a algunos de los verdaderos responsables del problema pero, desde luego, no apuntan, hasta ahora, hacia el verdadero problema ni del proyecto ni del agua. ¿Por qué, por ejemplo, no se explica suficientemente que el Zapotillo ha encontrado una fuerte oposición y resistencia en los Altos de Jalisco que cuestiona y busca impedir el avance del proyecto en su conjunto? ¿Por qué no se dice que la Presa El Zapotillo no está realmente concluida pues esta suspendida por la controversia constitucional 93/2012 resuelta por la Suprema Corte de Justicia de la Nación quien determinó que la cortina de la presa no debería rebasar los 80 metros de altura? ¿Por qué no se habla de los tres juicios de amparo radicados en Guadalajara que cuentan con suspensiones definitivas y vigentes contra la Presa?
¿Por qué no se informa que el Municipio de Cañadas de Obregón, Jalisco, a donde pertenece Temacapulín, ha declarado que no dará el permiso de cambio de uso de suelo para la construcción del Acueducto El Zapotillo-Léon en lo que toca a su territorio? ¿Por qué se omite decir algo sobre el amparo que cuenta con una suspención de plano y vigente a favor del Ejido Agua de Obispo del Mpio. de San Juan de Los Lagos por donde pasaría el acueducto? ¿Por qué no se extraen conclusiones certeraz de estos hechos como que el destino nos había alcanzado antes de Abengoa? ¿Por qué no se aborda el tema desde la lógica de los derechos humanos de la gente de los Altos y de la gente de León? ¿Por qué no se informa que el Zapotillo implica el inicio de la privatización del agua en la Ciudad? ¿Por qué se sigue dando la impresión, errónea, de que la decisión sobre la Presa está en Marquez y Santillana cuando en ningun momento la decisión ha estado en sus manos ni en la de sus antecesores salvo por la firma de los múltiples convenios entre las partes?
¿Por qué no decir que se deben garantizar los derechos humanos de todos los involucrados? ¿Por qué no se explica que, al margen de el Zapotillo, el SAPAL no ha impulsado una sóla política integral y multidimensional sobre el agua en todos estos años? ¿Por qué no se dice que el SAPAL no puede tomar decisiones equilibradas justo porque la composición de su Consejo Directivo es desequilibrada? En efecto, la relación entre capital y poder político parece haber debilitado tanto la voluntad como la capacidad del SAPAL de responder, a través de la aplicación e implementación de políticas sólidas, al destino de la Ciudad.
La composición de Consejo Directivo explica mucho. De sus 17 sillas, 12 están ocupadas por personajes asociados a los intereses corporativos de muchas de las empresas que más agua utilizan y contaminan en sus procesos productivos: CANACINTRA – Cámara Nacional de la Industria de Transformación; CICUR – Cámara de la Industria de Curtiduría del Estado de Guanajuato; CICEG – Cámara de la Industria del Calzado del Estado de Guanajuato; APIMEX – Asociación de Empresas Proveedoras Industriales de México; CANACO SERVYTUR – Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo de León; CMIC – Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción; COPARMEX – Centro Patronal de León; CICL – Colegio de Ingenieros Civiles de León; CANADEVI – Cámara Nacional de la Industria de Desarrollo y Promoción de Vivienda; AMMJE – Asociación Mexicana de Mujeres Jefas de Empresa; ANTAAC – Asociación Nacional de Transformadores del Acero; IMEF – Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas.
El resto son tres representantes del Ayuntamiento, uno de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) y otra del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM). ¿Y la representación de los usuarios domésticos? ¿Y la de los usuarios agrícolas? ¿Y los de la población en general? Es justamente en lo que se deja de decir sobre el agua y el Zapotillo en donde se invisibilizan las responsabilidades y se genera la impunidad de gobernantes y tomadores de decisiones.
Efectivamente, con el agua no se juega. El problema tanto en León implica una nueva política de gestión integral del agua, la cual no se ha implementado. Una gestión social para un bien social. Santillana no puede decidir el futuro del Zapotillo pero sí podría promover cambios en el Reglamento de los Servicios de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento. Bajo este esquema, el proyecto Zapotillo, representaría una salida rápida (ya considerada en los planes regionales de cuenca (CNA, 2009)) para beneficiar las ciudades de León y Guadalajara y al sector agro-exportador, sacrificando distritos de riego y habitantes afectados por la presa Zapotillo.
En cuanto al segundo punto, no se contribuirá a la sustentabilidad, ya que el acuífero dejó de ser sustentable hace muchos años; y es poco probable que los pozos de SAPAL dejen de trabajar una vez funcionando el acueducto desde Zapotillo. Estos pozos seguramente se utilizarían para nuevos desarrollos urbanos o se concesionarán a la agroindustria. Alternativas posibles.
Existe la tecnología accesible y de bajo costo, desarrollada en el Noreste del estado de Guanajuato por el M.C. Ramón Aguilar de INIFAP, quién ha demostrado que es posible producir el doble, con la mitad del agua, dando un tratamiento adecuado a los suelos, en un periodo no mayor a 10 años. Motivo por el cual la agricultura del Valle de León, podría ahorrar más de 2.5 m3 en la siguiente década una vez implementada esta tecnología, con un aumento en la producción. Los costos de este proyecto serían sin duda mucho menores a los del proyecto El Zapotillo.
Las autoridades del agua de León y Guanajuato como diversos actores políticos-empresariales de León ya han reconocido que la presa no estará para 2018 como lo venían sosteniendo y posponiendo la fecha, lo cual es una realidad, y podemos afirmar que la región de Los Altos de Jalisco no van a dejar que se les quite el agua, porque hacerlo siginificaría arrebatarles su vida y su futuro. La justificación política de la presa El Zapotillo ha implicado la idea de que una gran mayoría será beneficiada y pocos los afectados. […] consideramos a la presa El Zapotillo más como un problema que como una solución para la ciudad de León pues, proyectos de esta naturaleza, tienden a eliminar del interés público y de la agenda política actual una discusión sobre el futuro de la ciudad que debería iniciar en breve y no años después cuando la presión regional sobre el agua sea todavía mayor.
La presa El Zapotillo, en tanto no garantiza agua para siempre, coloca en grave riesgo la viabilidad de la ciudad de cara al futuro. Desde esta lógica, la ciudad de León también es afectada por la presa El Zapotillo y por la decisión de las autoridades del agua.
ATENTAMENTE
¡Agua para la vida, no para la muerte!
¡Por el respeto pleno a los derechos humanos!
COMITÉ SALVEMOS TEMACAPULÍN, ACASICO Y PALMAREJO
INSTITUTO MEXICANO PARA EL DESARROLLO COMUNITARIO
COLECTIVO DE ABOGADOS
ACCIÓN COLECTIVA
MAPDER