Escueto comunicado, una breve reflexión.
Por Jualicra
“En relación con la averiguación previa iniciada el día 15 de marzo del presente año en contra de Emilio Álvarez Icaza Longoria, por el supuesto delito de fraude, la Procuraduría General de la República informa que en vista de que no se cumplieron los requisitos de procedibilidad, se ha determinado la Consulta de No Ejercicio de la Acción Penal”.
En 5 líneas consiste el escueto comunicado con el que este martes 5 de abril de 2016 la Procuraduría General de la República (PGR) informó que no se seguirá con una investigación que al principio parecía provenir de una nota del Deforma, luego se fue convirtiendo en una broma de mal gusto hasta que más bien comenzó a revelarse como un caso más en donde el Estado mexicano decide usar como herramienta política el derecho penal para hostigar e intimidar a defensores de derechos humanos.
En realidad la noticia no nos debería sorprender, desde el inicio la denuncia de José Antonio Ortega Sánchez, representante del yunque vestido de “Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal” no tuvo ni pies ni cabeza jurídicamente hablando, a simple vista reflejaba su ignorancia sobre el derecho internacional de los derechos humanos y los mecanismos intergubernamentales en la materia e incluso el derecho interno: era evidente y absurdamente obvio que no debía proceder, así que formalmente hablando, esto es lo que tarde o temprano esperábamos que naturalmente sucediera en un país conformado por instituciones medianamente serias y con autoridades cuya actuación estuviese encuadrada en el marco de la ley.
Pero ni la PGR es una institución seria, ni vivimos en un país democrático, ni mucho menos estamos gobernados por autoridades que se respeten la ley.
Por ello,
Me alegro.
Me alegro que Emilio pueda seguir cumpliendo con su labor comprometido con los derechos humanos, con la gente de abajo, sin más hostigamiento (por el momento).
Y me alegro porque fueron las mismas instituciones y el mismo gobierno con disfraz de color distinto quienes después de mantener a Nestora casi tres años en la cárcel, la absolvieron y ni perdón le dijeron, son ellos mismos quienes le han apostado a enredarnos con tecnicismos y sin embargo, seguimos sin tener claridad sobre el paradero de los 43, son ellos mismos también quienes lejos de cooperar con una investigación conformada por un grupo de expertos que enserio han puesto en el centro del asunto a las víctimas y no a sus votos, han entorpecido deliberadamente todo el proceso.
Ojalá no tuviera que haberse manifestado el enfático respaldo de un organismo internacional de la talla de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) o que el presidente de la misma no hubiera tenido que dar una entrevista de más de dos cuartillas para garantizar el trabajo de Emilio, del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) y de la CIDH, ojalá no se tuviera que haber escrito por doquier el apoyo incondicional a su trabajo, ojalá no hubiera sido necesario el pronunciamiento de tantas organizaciones solidarias, ojalá no se hubiera tenido que iniciar una petición en Change.org (¡otra más!), ojalá no hubiera que tenido que suceder todo ello para que ahora “no se ejerza acción penal”.
Pero lamentablemente, estoy segura, que de no haber sido así e incluso a pesar de ello podríamos estar hablando de un panorama muy distinto.
Nestora y tantos ¡aún! presos políticos están para evidenciarlo.
Y a pesar de esta pequeña tranquilidad, de este pequeñito respiro…
La lucha en lo más mínimo está ganada:
Queremos al GIEI trabajando en México hasta saber la verdad sobre los 43, queremos un país en donde defender derechos humanos no nos cueste la vida y queremos a Carmen al aire para contarlo.
Sus padres, familiares y todxs nosotrxs seguimos y seguiremos esperando.