Población de Cuetzalan cancela construcción de subestación y línea de alta tensión
Por Otavio Rocha
El sábado pasado, 19 de noviembre, cientos de personas salieron bajo fuerte lluvia a las calles de Cuetzalan del Progreso, Puebla, a protestar por seguridad en el municipio y contra la implantación de megaproyectos en la región.
La marcha convocada por organizaciones locales denunció los crecientes indicadores de crímenes en diversas comunidades del municipio. Según los porta-voces de la manifestación, el aumento de la violencia está relacionado a los inúmeros “proyectos de muerte” que se quieren implantar en la región, como minas a cielo abierto, hidroeléctricas y la extracción de hidrocarburos por fractura hidráulica (fracking).
Uno de estos proyectos, la Línea de Alta Tensión Cuetzalan Entronque Teziutlán-Tajín entre los municipios Ayotoxco de Guerrero y Cuetzalan del Progreso, que intenta imponer la Comisión Federal de Energía, genera inconformidad entre los habitantes de la zona. La construcción de esta obra afectaría directamente la vida en las comunidades indígenas nahuas, pues impactaría sus cultivos de café integrado en un sistema agroforestal que llaman koujtakiloyan, la apicultura y las demás prácticas productivas que configuran su modo de vida tradicional.
Además, se ha presentado relatos de estudios nacionales e internacionales acerca de las afectaciones que las líneas de alta tensión en proximidad de zonas habitadas pueden generar para la salud humana. También se ha cuestionado la necesidad de esta obra de más de 200 millones de pesos, visto que la potencia eléctrica que sustenta no es proporcional a las reales necesidades de la población en este municipio. Se ha identificado en el Manifiesto de Impacto Ambiental que se plantea como “coadyuvantes de desarrollo”, actividades como minería y turismo.
Además, la obra infringe las normas ambientales exigidas por el Programa de Ordenamiento Ecológico Territorial de Cuetzalan, y viola los procedimientos de consulta previa amparados por acuerdos internacionales para los pueblos indígenas. La población decidió por la no continuidad de la obra y siguió hasta la planta de obras de la subestación en las orillas de la cabecera municipal, donde se realizó el acto simbólico de su cancelación.