MADRE NUESTRA QUE ESTAS EN EL SUELO

lamilpa

Por Rodolfo González

Abrir los ojos con la mente puesta en la parcela y amanecer abriendo el corazón con sentido de complementación en la labor. Sentipensar el quehacer en la tierra y con los cultivos.

Despertarse con ánimos, con la alegría de llegar a ver el desarrollo de las plantas. Levantarse a hacer el bastimento; frijoles, tortillas, chiles. Escuchar el canto de gallos y el bramido de la vaca esperando su manojo matutino de pasto. Caminar, pedalear o montar para transportarse al lugar del trabajo-fiesta-convivencia y autorrealización.

Tomar el azadón. –En nombre sea de Dios- comenzar la jornada. Recibir el alba, el primer rayo de luz a mitad de surco, Mientras se avanza reconocer especies de zacate, tipos de suelos, variedad de insectos, diversidad de aromas y de vientos. Escardar el Maíz, el chile, la calabaza, el frijol, la soya, el cacahuate, la Jamaica. Descubrir variedad de rocas, sus formas, colores y texturas. El maíz negro madura más temprano, igual el amarillo. El blanco y el rojo tardan un poquito más. Sobre todo el blanco. Los quelites y verdolagas no se arrancan, son alimento. El pataixte solo se pisa, es buen forraje. El zacate arrancado se deja al pie de la planta, para que ahí se descomponga, sirva de nutriente, de cobertura, de alimento a la planta y funcione además para la retención de humedad y suelo. Incorporar toda la materia orgánica, estimular la reproducción de microorganismos, la regeneración del suelo. El tomatillo nace sólo cuando la parcela no tiene aplicación de herbicida. El huitlacoche se da sólo si hay condición de humedad y esporas que inoculen. Pero todos los años hay. También flor de calabaza, que es muy buena. Muchos tacuaches, tésmos, iguanas se comen parte de los cultivos. Pero es normal, cualquier día uno va y sacrifica un animalito que es muy agradable al paladar humano asado, frito o en caldo. Dicen que hasta curan migraña, anemia y otras cosas.

Pero, sobre todo, la parcela lo que cura es la crisis de humanidad. Aliviana las presiones, despeja el estrés, relaja los apuros, las tensiones, conecta con otras dimensiones no humanas, despeja el pensamiento, cura miedos, brinda seguridad, filosofía, dignidad, humanidad. No sólo nos da alimento diverso, fresco y de calidad que quita el hambre. También quita el egocentrismo, el absurdo antropocentrismo y la ridícula vanidad. A la hora de descanso, cuando el sol azota con calor estimulante, echarse bajo la sombra del Amol. Beber agua del bule. Acostarse a descansar. Sentir el fresco, respirar hondo, escuchar el canto de aves, el rumor de insectos. Ascender a la plenitud, reconocer lo maravilloso de la reproducción de la vida en libertad.

Dialogar con el compañero jornalero, compartir sentimientos y noticias sobre el acontecer en el pueblo, en su familia, en su saber. La parcela diversa fructífera. Cosechar a la hora de maduración, los frutos de la siembra y del trabajo, es sanación. Celebrar la cosecha, agradecer al tiempo, al especio a la geografía por este y todos los días. Tener semilla a disposición para la compartición. Asegurar futuro, continuidad del legado ancestral. Con la luna nueva se pizca el maíz o se corta la leña pal fogón.

Con la luna llena la Jamaica. Los días sin luna se hace fogata, noches sin luna, noches de fuego. Un ente sagrado y sublime siempre ilumina el corazón, la mirada. Y un líquido medicinal afina la garganta y genera el sentimiento más puro. Aquí se comparte. La vida es compartise, darse. El Maíz se da, el fuego se da, se abre al todo, la tierra se deja seducir, acepta la semilla. El Padre Nuestro es Madre, y no esta en el cielo, está abajo; MADRE NUESTRA QUE ESTAS EN EL SUELO. Nos otorga el alimento y la vida. Con respeto y con amor la raíz profundiza, memoria antigua florece, se ofrece. Ni el huracán más fuerte tumba la siembra, porque es diversa, entretejida, entrelazada, unida a muchas especies de plantas más y se hacen fuertes.

A veces sucumbe una u otra, pero quedan las demás. La parcela diversa es un aposento del saber, es un templo, una fortaleza. Manifestación palpable de la resistencia ante una civilización moderna que se desquebraja y sucumbe ante el miedo que le imponen y programan.