NO A LOS CONFINAMIENTOS DE RESIDUOS TÓXICOS Y PELIGROSOS EN SANTO DOMINGO (SAN LUIS POTOSÍ) Y GENERAL CEPEDA (COAHUILA)

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MANIFIESTO POR LA VIDA Y
EN DEFENSA DE NUESTROS TERRITORIOS
A LA SOCIEDAD MEXICANA
A LA OPINIÓN PÚBLICA NACIONAL E INTERNACIONAL

La gran cantidad de desechos industriales tóxicos y peligrosos que produce la civilización industrial, es uno de los más graves problemas de nuestra casa común. En México, con la complicidad de las autoridades, el 75% de esos venenos se desecha sin control en ríos, barrancas y basureros al aire libre. El Gobierno no ha querido establecer una política seria que obligue a los industriales a mejorar sus prácticas, a reducir la cantidad de basura tóxica que producen, reciclarla y confinarla en el sitio donde la generan. Los confinamientos están mal reglamentados, por eso son un negocio multimillonario que los empresarios tratan de instalar cerca de comunidades rurales aisladas que creen vulnerables y poco capaces para defender sus derechos.

Los pobladores del Municipio de Santo Domingo, San Luis Potosí, y de General Cepeda, Coahuila, han vivido en sus tierras durante generaciones sin dañarlas y de acuerdo con los recursos naturales de la región (cabras, lechuguilla, candelilla, orégano, maíz, frijol, etcétera); han conservado su patrimonio biocultural, -desde semillas criollas hasta costumbres y creencias-, porque es la base de su sustento e identidad.

Imponer un confinamiento de residuos tóxicos y peligrosos a campesinos y ganaderos en pequeño, que viven del autoconsumo y que han cuidado durante siglos la biodiversidad, es un violento crimen empresarial que viola los derechos humanos a un medio ambiente sano, y siembra conflictos por la llegada de empresarios y técnicos ajenos a la comunidad. Ha sucedido así en otros lugares. Después de trabajar durante años, los confinamientos sólo dejan deterioro a la tierra y a las personas por el tráfico intenso de toneladas de venenos producidos a gran distancia y porque, a fin de cuentas, los desechos se quedan para siempre.

Frente al riesgo de verse obligadas a vivir así, las comunidades rurales de los municipios de General Cepeda y de Santo Domingo se han organizado para resistir de manera pacífica contra esos proyectos de confinamiento o basurero tóxico. En los dos casos la estrategia empresarial ha sido la misma: engaños, amenazas, desprecio, siembra de divisiones y confusión, falta de transparencia, corrupción y complicidad con funcionarios, autoridades e instituciones del Estado.

Así han actuado, por un lado, la Sociedad Ecológica Mexicana del Norte en Coahuila, y por el otro, el Centro de Ingeniería y Tecnología Sustentable Palula en San Luis Potosí, propiedad de José Cerrillo Chowell. Ambos corporativos pretenden trasladar cientos de miles de toneladas de basura tóxica y peligrosa a esos municipios rurales, sometiendo a sus habitantes, durante treinta años, a los riesgos de esa actividad y obligándolos a convivir para siempre con cientos de miles de metros cúbicos de desechos.

Ante la resistencia de las comunidades afectadas para detener estos daños, y frente a la indiferencia de empresas y autoridades que ignoran la voz de los afectados, los abajo firmantes manifestamos nuestro absoluto compromiso con la defensa de la tierra y con la lucha de las comunidades de General Cepeda, de Santo Domingo y de todas las comunidades vecinas que están en riesgo.

La defensa de sus territorios, que encabezan el Comité en Defensa del Territorio en San Luis Potosí y el Colectivo ¡Sí a la Vida! en Coahuila, es la defensa de nuestra casa común y del patrimonio ambiental de las futuras generaciones. Es la misma batalla no violenta por la vida y por la dignidad que libran los hermanos yaquis de Sonora, los campesinos de Tlaltenco en la ciudad de México, los campesinos de Atenco, o los nahuas, totonakus y mestizos de la Sierra Norte de Puebla, por mencionar sólo algunos ejemplos de lo que está surgiendo en el suelo mexicano para enfrentar lo que Víctor Toledo ha llamado la crisis civilizatoria que actualmente vivimos.

En su encíclica Laudato si’, Francisco señala que las raíces de los problemas ambientales son éticas y espirituales; el actual modelo de crecimiento es suicida, no conoce límites en la explotación del hombre y de la naturaleza en todas sus formas; la idea de la disponibilidad infinita de los bienes del planeta desarrollada por el binomio tecnociencia-capital, es el mayor peligro para la sobrevivencia de la humanidad. Tanto General Cepeda como Santo Domingo están amenazados por esa alianza que desea medrar, convirtiendo en basureros tóxicos los territorios de comunidades que son consideradas por los empresarios como residuales y prescindibles.

Frente a esta agresión, lanzamos a la opinión pública mundial este MANIFIESTO POR LA VIDA Y EN DEFENSA DE NUESTROS TERRITORIOS, y hacemos un llamado urgente a solidarizarse con las luchas en General Cepeda y Santo Domingo. Exhortamos a reflexionar sobre la amenaza del modelo tecno-económico contra los más vulnerables: la tierra y los pobres. Hacemos nuestras las palabras del papa Francisco sobre los daños que la civilización industrial ha hecho a la hermana madre tierra. Apelamos a la conciencia de los empresarios católicos y de cualquier otra religión que promueven estos proyectos, para que frenen sus afanes de negocio y asuman el principio de subsidiariedad propuesto por Francisco: la libertad para desarrollar las capacidades presentes exige, a los que tienen más poder, mayor responsabilidad por el bien común presente y futuro.

¡NO QUEREMOS OTRO TAJAMAR!
¡NUNCA MÁS OTRO CASO COMO CERRO DE SAN PEDRO!
¡DETENGAMOS JUNTOS LOS ECOCIDIOS!

México, febrero 25 del 2016

Firman

Colectivo ¡Sí a la vida! (General Cepeda, Coahuila), Diócesis de Saltillo, Pastoral Social de la Diócesis de Saltillo, Parroquia de Parras de la Fuente, CEP Parras, Frontera con Justicia, Casa de Migrante Belén.